en tren bala.

Son a estas horas cuando el intelecto se vuelve como un montón de globos, llenos de helio, soltadas hacía la libertad en un cielo.  Completamente disperso.  Me vuelvo en un tren bala que asusta a aquellos que no están acostumbrados y aterroriza a los individuos de corte conservador.  Puedo ver como las miradas se tornan de curiosidad e interés a extrañez y repulsión.  Movimientos involuntarios dejan en evidencia una percibida ansiedad causada por mi accionar.  Es como ser parte de un circo que no acaba y es aquí en el momento adonde lo único que quiero es que me amarren a un cohete; yo pegando gritos como un loco me hace despegar de este lugar.  Porque ser incomprendido es lo mas feo que puede suceder.  Y es que eso de feo e incomprendido siempre fue parte de mi ser.

que curioso...

Que curioso como nos seguimos topando en el lugar mas extraño y fuera de lugar.

Adonde bailan los choriceros y nosotros los vemos dar vueltas, con una sonrisa idiota, pero nosotros, nada de eso de bailar.

Porque, que va, tenemos el coeficiente intelectual mas arriba, eso de bailar que va.

Y a pesar de todo, caminar en un lote vacío, viendo las luces de una ciudad capitalina, nos hace sentir mas extraños, originales.  Como si nadie en este planeta hubiera sentido eso que sentimos al estar juntos, una vez mas, al azar.

Lo peor del caso es que no se si suelo planear todo cuando estas a mi lado o las cosas salen de un “porque si.”  Son esas cosas; jueputa, que no tengo ni idea y creo que vos tampoco… lo que lo hacen mas mágico.

¿Como haces para montarte en un carro con semejante loco, escuchando canciones que te dedican y que no sabrás si algún días las veras en directo?

Yo si que con vos no tengo ni idea, puesto que esta supuesta relación siempre es lo mas volátil de este planeta.  Como si unieran dos partículas que se atraen vigorosamente pero no pueden convivir por mas de un tiempo juntas.

Es lamentable y doloroso que sea así.

Pareciera que dicen los profesionales, “es porque las mejores cosas suelen ser así.”

Y aunque este poema no tenga ni pies ni cabeza, no se porque cuando me veo con vos solamente soy así… un ser abstracto, completamente estúpido, que desea amanecer con vos así. No como aquella ves con el vino, ni tampoco todas las veces que te he ido a dejar.  Carajo, cuando amanece y seguimos hablando incoherencias sin parar. Muertos de risa y yo con unas tremendas ganas de poderte besar.   Porque es casi imposible, como aplicar el razonamiento a una historia humana que vive encausada a la repetición. 

Talvez, algún día termine esta oración, que aunque este ya terminada, yo me siento incompleto sin vos.