Cuando me vuelve a ver con esos ojos y siento su pelo entre mis manos es cuando mas cerca la tengo de mi. Probando sus labios, sus besos me dicen que aquí hay tranquilidad y no una explosión hormonal, animal. Es por eso que es muchísimo mejor tener algo así, de verdad, y no una embestida de esas que provocan desaparecer cuando todo ha dejado de ser lo que es.
Ver su brisa por seis horas seguidas hace que mi cuerpo quiera estar ahí. Mi cerebro dice otra cosa, “que increíble es todo así.” Olvido que existe un paradero o donde iremos a echar vuelo. No hay prisa por descubrirte, siento que habrán mas momentos de estos; incandescentes.
Sus manos descubren que ciertos lugares de mi cuerpo generan electricidad y que estas provocan risa si manipulan con asertividad. Poco a poco me voy abriendo como una puerta que va cediendo y es así como voy entendiendo que es mejor soñar despierto. Porque cuando ella se acerca yo no siento una brecha, tan solo un respiro, que me sabe a un retiro, adonde puedo descansar y ser algo mas.
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